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Comportamiento Desadaptado

Concepto

 

La Personalidad es el vehículo que nos lleva a lo largo de nuestras vidas, conducido por el Pensamiento, cuyo motor es la Inteligencia (en sus tres vertientes: Racional, Emocional y Social), cuyo combustible está compuesto por la Triple A (Autoconcepto, Autoestima y Autoeficacia; esencia de la Inteligencia Emocional); siendo el camino que recorre la Experiencia, de lo que emana el Aprendizaje

(sólo se aprende haciendo).

 

Pues bien, teniendo en cuenta estos antecedentes, cuando se aborda el tema de la Inteligencia Social es preciso recordar que el hombre, animal social, necesita interactuar con sus congéneres, socializarse y adaptarse, aprendiendo y desarrollando sus habilidades sociales, para poder autoconstruir y perfeccionar su comportamiento prosocial y moral. De manera que, cuando no se da de la forma adecuada, se producen disarmonías, tanto en el equilibrio social como el personal, que conducen a la inadaptación o desadaptación, provocando conflictos o problemas de diversa índole y magnitud, que dificultan la convivencia, la armonía personal, familiar, escolar o profesional y social, e incluso la paz.

 

Los primeros estudios e interpretaciones dadas al comportamiento desadaptado apuntaban a la consideración de casi enfermedad mental, decantada de los estímulos socializadores del entorno de la persona, proporcionados tanto por sus referentes próximos, como los distales: la familia, los amigos, la escuela, la calle, los medios de comunicación, las TIC y la sociedad, en general).

 

Precisamente, tanto la Teoría del Apego (Bowlby, 1958) como la Teoría del Aprendizaje Social (Badura, 1991), entendían el comportamiento (conducta) como un conjunto complejo de elementos observables y mensurables, formado por todos los componentes de la personalidad, anteriormente tenidos en cuenta, producto de los cuatro factores que la sustentan: genéticos, físicos, psíquicos y sociales; por lo cual, la íntima relación entre la herencia y el medio, debe desarrollarse lo más armoniosamente posible. Bandura hablaba de procesos motivacionales y cognitivos (1992) y procesos perceptivos de autoeficacia (1999).

 

Las alteraciones del comportamiento en su vertiente antisocial son difíciles de abordar, catalogar, diagnosticar, predecir e intervenir sobre ellas; ámbito al que se dedica la psicopatología del comportamiento, que actúa en función de las desviaciones producidas respecto a las normas sociales consensuadas y aprobadas, y que atentan contra el bienestar social.  Dichas alteraciones comportamentales suponen la inadaptación personal de ajuste respetuoso al entorno personal, familiar, escolar o profesional y social, en general.

​Intervención sobre las alteraciones del comportamiento

 

Intervención sobre las alteraciones del comportamiento

La mejor forma de intervenir sobre las alteraciones del comportamiento son los tratamientos a través de la modificación de conducta en sus diferentes variantes, las técnicas cognitivo-conductuales y el tratamiento farmacológico.

 

Finalmente, es preciso tener en cuenta que, los afectados por alteraciones en su comportamiento, necesitan una serie de medidas que den respuesta a sus necesidades específicas a lo largo de su vida académica, que deben surgir de la colaboración (cooperación + participación) entre los padres y los docentes.

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 Indicios y alteraciones del comportamiento

 

Las alteraciones del comportamiento de forma natural no patológica se suelen dar cuando concurren cambios importantes en la vida de las personas, debido a las diferentes fases que atraviesa en su desarrollo evolutivo y su adaptación al medio, como podría ser en los momentos de construcción y reconstrucción del “Yo”: al finalizar la primera infancia (2,5 años), al término de la tercera infancia e inicio de la pubertad y la adolescencia (12 años), al paso de la adolescencia a la vida adulta (etapa del comienzo de la autonomía económica, personal, familiar y social) y al finalizar la vida adulta e inicio de la senectud poco autónoma.

No obstante, cuando las alteraciones del comportamiento muestran determinados indicios o síntomas no normales, estadísticamente, pueden ser predictores patológicos, tales como:

 

La mentira frecuente (para obtener algo o evitar responsabilidades y obligaciones, ausencia de sentido de culpa, etc.).

 

La desobediencia sistemática (actitudes exigentes o desafiantes, insultos, escasa tolerancia a la frustración, arrogancia, etc.).

 

Las agresiones (crueldad, manipulaciones, crisis de rabia, peleas, atentados a la propiedad ajena, etc.).

Las conductas delictivas (robos, extorsiones, estafas, etc.).

 

El consumo de sustancias (alcohol,  ansiolíticos, anfetaminas, cannabis, drogas duras, etc.).

 

Los comportamientos sexuales inadecuados (promiscuidad, gran actividad sexual desde edades tempranas, no tomar las precauciones más elementales, etc.).

Por desgracia, las alteraciones del comportamiento se están iniciando y desarrollando cada vez con más frecuencia desde edades más tempranas.

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