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Dificultades Visuales

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Concepto

 

Dificultad visual es cualquier alteración del proceso de recoger y dar significados a los estímulos luminosos captados por el ojo. Como se puede apreciar, en la visión existe un soporte físico (ojo) y otro psicológico.

 

Entre los aspectos más relacionados con las deficultades visuales podemos encontrar los siguientes:

 

La agudeza visual: Consiste en la habilidad para discriminar los objetos a distancia, determinada por el tamaño y la distancia de la imagen respecto a nuestra retina.

 

     El campo visual: Es el espacio que el ojo, en estado de reposo, puede percibir cuando enfoca a un objeto.

 

     El cromatismo visual: Supone la posibilidad de diferenciar los colores.

 

     La sensibilidad al contraste: Permite la discriminación entre figura y fondo.

 

     La acomodación: Facilita el enfoque por parte del cristalino.

 

     La adaptación-regulación a la luz-oscuridad: Permite la visión tanto con luz, como en la penumbra e incluso en la oscuridad.

 

     La visión binocular: Facilita obtener una misma imagen con los dos ojos; pero, desde distinto ángulo. Es imprescindible para medir distancias y la visión tridimensional.

 

La visión funcional es el rendimiento que las personas afectadas obtienen de su visión y que no tiene porqué coincidir con la agudeza visual.

Clasificación

 

Debido a la gran variedad de dificultades visuales existentes, se ha utilizado la agudeza y el campo de visión para realizar la siguiente clasificación:

 

Visión parcial: La persona afectada demuestra dificultades para percibir imágenes, con uno o los dos ojos, siendo la iluminación y la distancia adecuadas, necesitando lentes u otros dispositivos.

 

Visión escasa: Cuando sólo se percibe objetos a escasos centímetros, debido a la visión residual que queda.

Ceguera parcial: Cuando sólo se capta la luz, aunque sin formas, sólo bultos y algunos matices de colores.

 

Ceguera legal: Cuando la agudeza visual (con gafas o lentes de contacto) es diez veces menor de lo normal en el mejor ojo, o cuando el campo visual, sin tener en cuenta la agudeza, está restringido a un ángulo de 10 grados o menos.

Ceguera: Cuando no se percibe nada o apenas algo de luz. Puede ser de nacimiento o adquirida.

Causas

 

Las más importantes son las siguientes:

 

Hereditarias: Albinismo, atrofia del nervio óptico, cataratas congénitas, miopía degenerativa, etc.

 

Congénitas: Anoftalmia, atrofia del nervio óptico, microftalmia, cataratas congénitas, etc.

 

Adquiridas - accidentales: Avitaminosis, cataratas traumáticas, diabetes, glaucoma infecciones, etc.

 

Víricas – tóxicas - tumorales: Histoplasmosis, meningitis, neuritis óptica, rubéola, toxoplasmosis, etc.

 

Según la ONCE, las causas de ceguera son las siguientes:

1. Anomalías hereditarias o congénitas.

2. Daño del nervio óptico, quiasma o centros corticales.

3. Disfunciones en la refracción de imágenes.

4. Enfermedades infecciosas, endocrinas e intoxicaciones.

5. Lesiones del globo ocular.

6. Parasitosis.

7. Trastornos de los órganos anexos al ojo.

8. Traumatismos.

Diagnóstico

Éste debe partir de la recogida de información exhaustiva para su profundo análisis. La valoración específica del déficit visual la deben hacer los especialistas médicos que explorarán, entre otras variables, las siguientes:

 

1. La agudeza visual.

2. Campo visual.

3. Fondo de ojos.

 

En el campo educativo sobre todo interesa la valoración psicopedagógica también hecha por especialistas, que debe partir del conocimiento de las causas de la deficiencia visual y, en todo caso, del momento del desarrollo.

 

Las áreas a explorar son:

 

1. Sensorial: Partiendo de la visual, sobre todo: tacto, oído y olfato.

2. Psicomotora: Lateralidad, esquema corporal, estructuración espacial y temporal, etc.

3. Afectivo-emocional: Especialmente, las áreas emocional (control e inteligencia emocional) y motivacional (autoconcepto, autoestima, autoeficacia y control de la ansiedad).

 

4. Aptitud cognitiva y verbal: Sobre todo, el desarrollo intelectual general, factorial, múltiple y triárquico, la memoria, la atención y el desarrollo del lenguaje, en sus vertientes comprensivas y expresivas.

 

5. Actitudes socio-relacionales: Partiendo del ámbito familiar [referentes próximos], al escolar (compañeros) y de la calle (amigos) y juegos [referentes distales].

 

6. Personalidad: Diferenciando y respetando los rasgos distintivos: control – no control emocional, introversión – extraversión y neuroticismo – paranoidismo.

7. Rendimiento académico: Especialmente, el área del lenguaje.

 
 

 

 

 

 

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Desarrollo del niño
con graves dificultades
visuales

 

Las dificultades visuales graves pueden implicar importantes restricciones sensitivas, perceptivas, motoras y psicomotoras, cognitivas, afectivas, sociales, educativas y relacionales, que perjudican el desarrollo normal de la personalidad, el autoconcepto, la autoestima y la autoeficacia, mermando el caudal de información, entorpecen el aprendizaje y, especialmente, el campo observacional.

 

Veamos a continuación la estructura piagetiana del desarrollo intelectual del niño:

1. Período sensoriomotor (0 – 2,5 años)

El desarrollo cognitivo del bebé con dificulatades visuales es más lento, ya que no se produce la combinación del binomio visión–psicomotricidad y la coordianación óculo–manual.

En el desarrollo psicomotor, estos bebés, suelen ser más tranquilos, indiferentes y pasivos, por la escasa curiosidad que les produce lo que les rodea, añadiendo a esto la dificultad de orientación espacial. Los retrasos motores se manifiestan desde sus primeros meses de vida, en el gateo, el andar, etc.

 

2. Período de las operaciones concretas (2,5 – 12 años)

Este período se inaugura con la aparición de la función simbólica, la adquisición de la teoría de la mente y el inicio de la interiorización de los esquemas mentales, inicialmente sensoriomotores, en forma de representaciones. Predomina la lógica basada en el dominio de las acciones interiorizadas que evolucionará, poco a poco, hasta culminar en el pensamiento formal, pero siempre sobre lo real.

2.1. Subperíodo preoperacional (2,5 – 7 años)

El niño pasará progresivamente de conocerse y dominarse, en su espacio y su tiempo, a conocer y dominar lo que le rodea, en su espacio y su tiempo. Inicia el juego simbólico, que le llevará al manejo de imágenes mentales y el lenguaje, aunque con ausencia de gestos y tendencia al verbalismo y la ecolalia. Hay que destacar que las primeras operaciones intelectuales con conceptos, pueden retrasarse hasta los diez años, en las que quedarán debidamente asimilados y acomodados, consolidanado el dominio psicomotor, que definirá la base del lenguaje escrito.

 

2.2. Subperíodo de las operaciones concretas (7 – 12 años)

Las operaciones cada vez más complejas de la inteligencia marcarán el rumbo del desarrollo. Se produce el trasvase de la imitación directa a la diferida, de operar con objetos delante, a tenerlos sólo en la mente y dar los primeros pasos en el lenguaje escrito formal, siendo importante para el niño ciego el apoyo educativo específico a sus capacidades diversas.

 

Hay que destacar que las posibilidades del procesamiento de la información, no disminuyen en el niño ciego.

 

3. Período de las operaciones formales (> 12 años)

Este período es el de mayor trascendencia en el desarrollo intelectual del hombre, sobre todo, en los procesos cognitivos, metacognitivos, emocionales y sociales. Se inicia con un primer estadio, de preparación y estructuración de las operaciones formales, transición entre el pensamiento concreto y el formal, hasta consolidar este último.

Algunas de las características de este período son: completar lo real como parte de lo posible, depurar el pensamiento proposicional, marcar la diferencia entre inteligencia práctica y especulativa, consolidar los períodos, subperíodos y estadios anteriores, etc.

 

En este tramo evolutivo, los niños con visión y los ciegos no presentan diferencias significativas, siempre que tengan superados todos los períodos, subperíodos y estadios anteriores. Como se decía anteriormente, en este período se produce una igualdad en los procesos cognitivos y metacognitivos; igualdad no tan clara en los procesos sociorrelacionales, debido a la inferioridad de posibilidades, la sobreprotección, la desinformación de los padres, etc.

Necesidades educativas específicas

 

      Hasta principios de la década de 1970, la única oferta educativa para las personas con dificultades visuales las ofrecía la ONCE. Por aquellos tiempos, también surgieron Asociaciones de Padres e Instituciones privadas que facilitaban la educación en centros ordinarios. Pero, fue en 1985, por medio de un Real Decreto, cuando la Integración Escolar supuso un hito histórico, que, posteriormente, fue revalidado por la LOGSE (1990) en su capítulo V y en las posteriores leyes hasta la actualidad.

Adaptación del niño a la escuela

      Hay que destacar el importantísimo papel que pueden desempeñar los padres en esta misión, junto y en colaboración con los docentes. Para el niño, la escuela es algo nuevo y desconocido, lleno de sensaciones extrañas. Antes de ir al colegio es rpeciso explicarle qué es y en qué consiste. Hay que procurar que no llame la atención de sus compañeros, para que no se convierta en una atracción. En los primeros días, el niño se va a sentir inseguro, a veces perdido, confuso y solitario, en un mundo lleno de experiencias que no le atraen. Para situarlo, espacialmente, es necesario mostrarle cuál es su pupitre, su aula y su distribución y las dependencias del centro que más necesite; sobre todo, para darle autonomía. El lenguaje empleado con él debe ser muy explícito y tratarle como a los demás, en todos los sentidos. Hay que mostrar una postura completamente natural, tanto por parte del docente como de sus compañeros. La participación en clase debe ser igual que la de los demás niños.

Estimulación temprana

      Supone el conjunto de experiencias que hay que proporcionar para que el niño con déficit visual desarrolle todo su potencial. Va dirigida tanto al niño, como a su familia, los docentes y el entorno.

      La estimulación precoz deberá partir del escrupuloso respeto de las Leyes de la Maduración y del grado y tipo de dificultad de la que se trate en cada caso, comenzando por la Ley de lo Próximo a lo Distal ("Me conozco y me domino en mi espacio y mi tiempo, para conocer y dominar lo que me rodea en su espacio y su tiempo"). Se iniciará con el conocimiento y dominio motor y el psicomotor,  para pasar al conocimiento y dominio de las dos variables que lo condicionan: el tiempo y el espacio. Después, hay que desarrollar los sentidos que pueden apoyar el déficit visual; sobre todo el táctil, auditivo y olfativo. Una buena herramienta para alcanzar todo lo anterior es el juego.

 Atención a las deficiencias asociadas

      Son muy escasas, aunque las más encontradas son las sordera y la deficiencia mental.

      A la sordo–ceguera, sólo le quedan dos canales perceptivos y sensitivos: el tacto y el olfato, siendo la mano su principal medio de comunicación. Sus causas más frecuentes son las enfermedades infecciosas: rubéola, meningitis, sífilis hereditaria, etc. Estos niños en el nivel presimbólico, suelen presentar retrasos físicos, motores y cardíacos, con lo que su psicomoticidad se ve gravemente afectada, siendo su nivel de comunicación muy bajo. Y, éste, es el principal problema en la educación, junto a la falta de motivación; por eso, hay que potenciar la relación niño–adulto, niño–niño, su autonomía en la vida cotidiana y facultarlos para su comunicación, sin sobreprotección.

 

      Las etapas del desarrollo de estos niños son las siguientes:

      1. Resonancia: Experiencias del niño con adultos de forma pasiva.

      2. Movimiento co-activo: Experiencias del niño con adultos de forma activa.

      3. Imitación: Desarrollo de experiencias al margen de los adultos, imitándolos.

      Los niños con deficiencia visual y auditiva están marcados por la incapacidad cognitiva. Con ellos hay que intervenir estudiando a fondo sus dificultades específicas y adaptárlo todo a ellas de la mejor manera posible.

Orientación a los padres

      La mejor manera de evitar las dificultades visuales es evitando su aparición, si es posible.

      Es de suma importancia la colaboración de los padres en el tratamiento y evolución de sus hijos. Empezando por proporcionar la carga afectiva necesaria, a través de la estimulación precoz, evitando la sobreprotección y facilitándoles autonomía. Además, habrá que atender adecuadamente los siguientes factores: aceptar al niño, animarlo, establecer pautas y normas de comportamiento-conducta, estimular el entrenamiento del oído y el tacto, favorecer las relaciones sociales y familiares, mantener el orden a su alrededor, motivarle, proporcionare información de todo lo que ocurre a su alrededor y, si tiene resto visual, trabajarlo convenientemente.

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